Alexander Humboldt en México (segunda parte)

Por José Alberto Gaytán García*

En nuestro artículo anterior comentábamos sobre la expedición científica que realizó hace doscientos años a territorio de la Nueva España, el ilustre sabio alemán Alexander von Humboldt, quien llegó a estas tierras provisto de las herramientas tecnológicas más avanzadas de su tiempo: telescopios, brújulas, termómetros, barómetros, péndulos, cartas de navegación, mapas, etc. El científico alemán, era además, experto en el manejo de una de las herramientas de investigación más poderosas y eficaces de todos los tiempos, el cálculo infinitesimal, área en la cual ninguno de los científicos de su tiempo logró rebasarlo. En efecto, el explorador europeo era un extraordinario matemático, ordenado, preciso y atento a los detalles de la tierra y del universo. Desde la cubierta de su fragata Orúe aplicaba su método científico de trabajo: media, cuantificaba y determinaba con precisión asombrosa lo que observaba, gracias a este método razonado de investigación, al final de su vida escribió su obra cumbre El cosmos. En su viaje de cinco años por el continente americano enfrentó con admirable valor las situaciones más difíciles que uno se pueda imaginar; estuvo a punto de morir varias veces, una de ellas, cerca del río Orinoco cuando lo atacó un enorme y feroz caimán, se salvó de milagro, no así uno de sus más queridos amigos y compañero de aventuras, su fiel perro, el cual “cayó en cumplimiento del deber científico” al ser devorado instantáneamente por el pavoroso caimán. Aun desecho por la pérdida de su fiel amigo, Humboldt arriesgó nuevamente su vida en el lago Calabozo, en donde capturó anguilas eléctricas vivas y las puso sobre su cuerpo para medir la intensidad de las descargas eléctricas que producen estos increíbles animales. Asimismo, escaló y midió montañas y volcanes, entre ellos, el Chimborazo en los Andes, el Pico de Orizaba y el Cofre de Perote en Veracruz.

alexander humboldt

Ante tan asombroso trabajo, uno se pregunta ¿Qué valoración científica se le puede dar a un hombre de la talla y grandeza de Alexander Humboldt?, ¿cuánto sabemos los mexicanos de su aportación científica?, ¿en que se equivocó, si es que lo hizo?, ¿acaso hubo otro hombre en la historia de la ciencia que en tan corto tiempo realizara los descubrimientos y aportaciones científicas tan variadas como las que hizo el sabio alemán?

Es evidente que para responder tales cuestionamientos se requiere de mayores elementos de análisis, por ejemplo, hay que buscar entre los científicos de su época y entre los hombres de ciencia de la antigüedad para ver si hubo alguien que al mismo tiempo realizara investigaciones del universo, de geología, antropología, estadística, botánica, zoología, magnetismo terrestre, climatología, o geografía, por citar algunas de las disciplinas científicas que desarrolló este formidable “pionero de la ciencia”.

Los científicos de la antigüedad

Por ejemplo, entre los científicos de la antigüedad, encontramos que en materia de ciencias naturales, Humboldt es en muchos sentidos un “continuador” de los trabajos de Aristóteles, fundador hace 20 siglos de la Biología y ni que decir de los sabios matemáticos, Humboldt heredó la precisión del matemático Arquímedes, descubridor entre otras cosas, de las leyes de flotación de los cuerpos y del desplazamiento de los líquidos, Arquímedes es autor de la famosa frase “Un hombre de ciencia vale por diez mil soldados”. Por cierto, este principio lo comprobaron amargamente los romanos en el asalto a Siracusa, ya que ahí sus naves fueron incendiadas por los efectos de los llamados espejos ustorios o incendiarios y destrozadas más tarde por los peñascos que lanzaban las catapultas que había diseñado Arquímedes para la defensa de la ciudad. En este sentido, el científico alemán, es también continuador de los trabajos de astronomía del sabio Aristarco de Samos, quien calculó el perímetro de la tierra, el diámetro del sol y la posición correcta de las estrellas, pues no olvidemos que Humboldt también escribió una portentosa obra sobre el universo y la dinámica de la tierra.

La tragedia de Plinio el Viejo

Ahora bien, si hay un científico de la antigüedad que guarde una similitud asombrosa con Humboldt en cuanto a espíritu de aventura y valor científico se refiere, ese hombre fue Plinio el Viejo; avezado explorador, historiador y precursor de las ciencias naturales en Roma, alcanzó a escribir 37 libros sobre ciencias naturales. Este formidable sabio romano escaló también en su tiempo montañas y volcanes, entre ellos, el famoso Vesubio, el que sepultó a la ciudad de Pompeya en la trágica erupción del año 79 antes de la era cristiana, el explorador romano estaba estudiando el volcán el día de la erupción, lamentablemente no alcanzó a salir a lugar seguro y murió asfixiado por los gases contaminantes de la erupción, de tan lamentable episodio cabe mencionar que la suerte que a Plinio le faltó, a Humboldt le sobró.

Así que el investigador alemán no solo fue un “continuador” de las jornadas científicas iniciadas en la antigüedad, sino también un “inspirador” para los hombres de ciencia de su época, entre ellos, el gran científico inglés Charles Darwin, autor de uno de los libros de ciencias naturales más influyentes en la historia de la humanidad El origen de las especies. Darwin se inspiró en él y años después del éxito del sabio alemán, el científico inglés realizó famosas exploraciones alrededor del mundo, visitando sobre todo aquellos lugares que Humboldt no alcanzó a explorar.

La naturaleza de las cosas: cimiento de la ciencia

Pasaba por alto señalar que los diccionarios de filosofía definen a la ciencia lisa y llanamente como el “total de las cosas y pensamientos de quienes la practican,” si esto es así, entonces, aunque sea brevemente tenemos que citar aquí al ciudadano y poeta romano Tito Lucrecio Caro, quien compuso en latín un poema de seis libros (una joya de la ciencia y la poesía) titulado Sobre la naturaleza de las cosas, ya que hablando precisamente de la naturaleza de las cosas, las obras que hizo Humboldt y los pensamientos científicos que practicó, fueron generosamente hechos a favor del desarrollo de México. Este noble gesto merece que le dediquemos más tiempo al estudio y comprensión cabal de su obra, para luego formular juicios exactos y razonados sobre una las figuras científicas más grandes desde la ilustración novohispana hasta nuestros días.

jalbertogaytangarcia@gmail.com
A06R6/17

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Acerca del autor

José Alberto Gaytan
José Alberto Gaytan
José Alberto Gaytán García ha escrito artículos y ensayos de corte académico en diarios y revistas de México y de los Estados Unidos; ha participado en importantes proyectos académicos e impartido conferencias sobre temas de historia, tecnología y educación en el marco de las relaciones entre México y los Estados Unidos, tema en el cual realizó sus estudios de doctorado en The Graduate School of Internacional Studies de la Universidad de Miami.

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